¿Alguna vez ha tomado una muestra de
aceite de su máquina y se ha echado para atrás debido a que de la
botella sale un olor nauseabundo, parecido al de un animal muerto? ¿Qué
hizo? ¿Siguió con sus actividades como si nada hubiera pasado y no
volvió a pensar en ello? ¿O reconoció el olor de una contaminación con
bacterias y extrajo otra muestra para efectuar pruebas adicionales?
El olor, como el color, la claridad, la
presencia de espuma y otras características del aceite, pueden evaluarse
empleando los sentidos, para identificar eficazmente síntomas de la
degradación o contaminación de los lubricantes. Tan simple como parece,
olfatear sus lubricantes debe ser una parte regular de su proceso de
inspección rutinaria de las máquinas. Se debe tener mucha precaución al
oler una muestra de aceite. No coloque el frasco directamente debajo de
la nariz – recuerde que puede haber sustancias químicas tóxicas en la
muestra. Más bien, mueva la mano por encima de la boca de la botella
para hacer que suba el olor hacia su cara. A veces es útil calentar un
poco el aceite, lo que aumenta la probabilidad de detectar ciertos
contaminantes y subproductos de la degradación.
Los científicos están avanzando en el
desarrollo de la “nariz artificial” para crear sensores que pueden
detectar miles de olores en diferentes ambientes, como en aplicaciones
médicas, de alimentos e industriales. Algunas narices artificiales son
chips sensores, de pequeñas dimensiones, que convierten los olores en
imágenes en una pantalla de computadora. Estos chips utilizan fibra
óptica para crear una “imagen”, basada en una firma asignada a los
vapores de gases y olores. En la pantalla de la computadora, la
retroalimentación de estos sensores se presenta como un conjunto de
círculos, cada uno representa la fluorescencia de los olores
individuales. Se ha reportado que estos sensores pueden detectar
actualmente docenas de olores individuales.
Ya está disponible una tecnología
relacionada con el análisis de lubricantes, llamada “Fuel Sniffer
(olfateador de combustible)” fabricada por Spectro Incorporated, que se
utiliza para detectar la dilución por combustible en los aceites de
motor. Esta técnica, originalmente desarrollada por la Marina de los
Estados Unidos, emplea un micro-sensor de vapor de onda acústica
superficial (SAW). Cuando hay combustible presente en la muestra, se
emiten vapores de hidrocarburo en mayor concentración. El olfateador de
combustible emplea un sensor de materiales que absorbe los vapores. La
presencia de estas moléculas en el sensor cambia la frecuencia SAW, que
es medible y comparable con una curva de calibración para determinar el
porcentaje de combustible en el lubricante.
Los comparadores de olor pueden ayudar a
mejorar la eficacia de la nariz humana. Estas son muestras especiales
que se sabe contienen ciertos contaminantes o productos de degradación
del aceite. Cada botella está marcada para identificar su material de
referencia y se almacena para consultarla posteriormente. Cuando se
sospecha que un aceite usado contiene cierto problema, se compara su
olor contra el estándar de referencia para ver si hay alguna
coincidencia.
Quizás en el futuro entrenaremos a los
perros para olfatear lubricantes contaminados o degradados, ya que
tienen por lo menos 20 veces más células receptoras de olor que los
seres humanos. ¡Tal vez podamos enseñarles a ladrar una vez por
bacterias, dos veces para la oxidación y dos ladridos largos seguidos de
uno corto para indicar agotamiento de aditivos!
FUENTE:
http://noria.mx/lublearn/la-nariz-sabe-uso-del-olor-como-prueba-de-campo-del-analisis-de-lubricante/?utm_source=Lubetips+en+espa%C3%B1ol&utm_campaign=b354409d3b-Lube_Tips_N_6_2015&utm_medium=email&utm_term=0_b3e8ef5031-b354409d3b-202588749
Noria Corporation. Traducido por Roberto Trujillo Corona, Noria Latin America